TU FAMILIA ES TU PUERTO SEGURO

 

“Es mejor ser dos que uno …. Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle; pero el que cae y está solo, ese sí que está en problemas.” (Eclesiastés 4:9-10 NTV)

Las familias son un paraguas durante las tormentas de la vida. A veces un hijo está pasando por una tormenta. A veces la mamá está pasando por una tempestad. A veces el papá está pasando por una tifón. No importa cuál de los miembros de nuestra familia está pasando por una tormenta, tenemos que ayudarnos unos a otros. Las familias amorosas se protegen mutuamente en medio de la tempestad.

Eclesiastés 4:9 dice, «Es mejor ser dos que uno… Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle. Pero si el que cae está solo, ese sí que está en problemas.”

Hay tres tormentas en las que necesitamos proteger a los miembros de nuestra familia. La primera, es el cambio. Otra tormenta de la vida es lo que yo llamo ideas dañinas o tóxicas.

Pero la tormenta más dolorosa de todas es el rechazo. Cuando tus hijos o tu esposo o tu esposa se sienten rechazados, la familia necesita estar cerca y ser como un impermeable bajo la tormenta.

Cuando algún miembro de la familia sufre de rechazo, uno por uno de los otros miembros de la familia tienen que acercarse al miembro herido y apoyarlo. No necesitan darle consejos, no necesitan girarle instrucciones, ni de minimizar la situación, porque claro que sí es una gran cosa. No le digan «¡no llores!» Eso es algo absurdo para alguien que está afligido y sufriendo. Todos los miembros de la familia deberán de apoyar, solo sentándose junto al afligido durante un rato, simplemente  haciéndole saber que están ahí, cada uno de su familia, para sufrir junto con el o ella, y llorar juntos.

Esa familia nunca olvidará ese incidente. ¿Por qué? Porque en ese momento, estarán siendo un impermeable. La familia estarán siendo un protector para la tormenta. Serán un paraguas, un impermeable. Cuando alguien en tu familia sea herido por el rechazo, no lo minimices. No trates de hablarle de otra cosa. No trates de animarla. Simplemente llora con esa persona herida que es parte de tu familia, porque así sabrá que cuenta con su familia, y el Espíritu Santo podrá hacer su labor de consolador, restaurando y haciéndole crecer y madurar.

Las familias unidas se protegen mutuamente en medio de la tormenta.

Reflexiona sobre esto:

  • ¿Por qué el mayor apoyo que la gente debe sentir es el de su familia?
  • ¿Qué le dices normalmente a un niño que ha sufrido de rechazo? ¿Qué crees que es lo amoroso y bíblico que debes de decirle y de hacer?
  • ¿Cómo tratamos de hablarles a veces a las personas que se sienten rechazadas? ¿Cuál es el daño al hacerlo?