“SIENDO LOS CARTEROS DE DIOS”


Viernes 28 de junio del 2024

En nuestra vida como cristianos, es muy común que haya ocasiones en que nos sentimos débiles, sin fuerzas y desprotegidos.

Sin embargo, Moisés protestó de nuevo: —¿Qué hago si no me creen o no me hacen caso? ¿Qué hago si me dicen: “El Señor nunca se te apareció”?”   Éxodo 4:1

Cuando los problemas y complicaciones de salud típicos de la tercera edad (65+), van apareciendo mes a mes, no podemos dejar de recordar cuando nos levantábamos de mañana sin malestar alguno y con toda la energía del mundo, para seguir adelante. Y al comentarselo al Señor en oración, responde:  

Entonces el Señor le preguntó: 

—¿Qué es lo que tienes en la mano? —Una vara de pastor—contestó Moisés”. Éxodo 4:2

La respuesta del Señor será contraria a la lógica. No te sana ni regresa tus energías a como cuando tenías 30 años. Te dará una ayuda, una vara, un bastón para seguir avanzando.

—Arrójala al suelo—le dijo el Señor. Así que Moisés la tiró al suelo, ¡y la vara se convirtió en una serpiente! Entonces Moisés saltó hacia atrás.”   Éxodo 4:3

El Señor te dará las herramientas apropiadas para seguir con la misión que ha puesto delante de ti, y esta condición no será de restauración total como cuando eras joven, será lo suficiente para que sigas avanzando en Su plan para tu vida.

“Pero el Señor le dijo: —Extiende la mano y agárrala de la cola. Entonces Moisés extendió la mano y la agarró, y la serpiente volvió a ser una vara de pastor.” Éxodo 4:4

Y nos preguntamos; ¿Cómo el Señor hace que “algo tan simple” como una vara, un bastón, una pastilla para la presión o una dosis de insulina haga maravillas en nuestro día a día? Pues así lo permite el Señor para que nuestra dependencia sea solo de Él, y sigamos avanzando en Sus planes. Porque no es por nuestro esfuerzo e inteligencia que lograremos las cosas, es por el Poder de Dios en nosotros.

—Realiza esta señal—le dijo el Señor—, y ellos creerán que el Señor, el Dios de sus antepasados, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, de veras se te apareció.» Éxodo 4:5

Y las evidencias serán claras, los resultados positivos e inesperados serán palpables, porque a todas luces será evidente que no es por nuestra pericia y habilidad, sino que «un poder superior» nos está ayudando. 

Lleva contigo tu vara de pastor y úsala para realizar las señales milagrosas que te mostré.” Éxodo 4:17

El Señor al ver que a pesar de tus limitaciones, continúas con la visión que puso en tu vida, no solo te empoderará, sino que también te librará de todas las asechanzas de maldad que pudieran salir a tu encuentro.  

por lo tanto, esto dice el Señor: ‘Te mostraré que yo soy el Señor’. ¡Mira! Con esta vara que tengo en la mano golpearé el agua del Nilo, y el río se convertirá en sangre.”  Éxodo 7:17

El Señor para realizar esa gran empresa de librar a su pueblo de la esclavitud, simplemente dio a Moisés una “vara”.  Pero, con el poder del Señor y con la vara como símbolo de ese poder, hizo el milagro más grande del mundo antiguo, pasó a su pueblo en seco hacia la libertad.

Toma tu vara y extiende la mano sobre el mar. Divide las aguas para que los israelitas puedan pasar por en medio del mar, pisando tierra seca.» Éxodo 14:16

Hoy queda muy claro que “el poder de Dios” usa nuestras limitaciones típicas de la edad, para llevarnos por caminos de la libertad, haciendo su voluntad  para nuestra vida. 

“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”. 2 Corintios 12:9


Desconociendo la razón, al Señor siempre le ha placido relacionarse con su creación, mediante la «delegación de funciones», permaneciendo siempre detrás de nosotros con todo su poder y gloria. Jesucristo en Mateo 14:16, les dijo a sus discípulos, para alimentar a más de 5 mil personas, “No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos”.

Instrucción que sonaría absurda, si no se considerara el poder del Señor. Él sabía lo que haría para alimentarlos, fue su poder divino quien lo logró; pero al Señor Jesús le plació delegar a sus discípulos la «organización» de este milagro. «Luego le dijo a la gente que se sentara sobre la hierba. Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, miró hacia el cielo y los bendijo. Después partió los panes en trozos y se los dio a sus discípulos, quienes los distribuyeron entre la gente.» Mateo 14:19

Los discípulos de Jesús, al ir distribuyendo el pan y los peces a esa enorme multitud, ni de chiste pensaron que fueron ellos quienes habían hecho este milagro, fueron muy conscientes que fue el poder de Jesucristo quien multiplicó los panes y los peces. El poder detrás del milagro es de Dios, y las manos que lo entregan son las de lo que deciden servirle, en este caso su discípulos; somos como un simple cartero que entrega las cartas de amor al destinatario.

Y aquí es donde entra nuestro conocimiento real y verdadero de nuestras limitaciones e incapacidad, dándole todo el reconocimiento a Dios por su poder, gracia y misericordia, y agradeciendo profundamente el usarnos como sus «carteros especiales», quienes llevamos las cartas de amor, bendición y milagros a cada destinatario que el Señor indique.

Por esto, alegrémonos de nuestra debilidad, porque entre más reconozcamos nuestras limitaciones, el Señor podrá usarnos más como sus «carteros del Cielo», porque no habrá manera que podamos decir que el contenido de esa «carta» de amor, poder y milagros, proviene de nosotros, robándole la gloria a Dios.

Buenos días

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