SIEMPRE TERMINARÁS PARECIÉNDOTE A LO QUE MÁS AMES Y ADMIRES EN TU VIDA

Lunes 10 de junio del 2024

Los que hacen ídolos acaban como ellos. Lo mismo les ocurre a todos los que confían en ellos”.  Salmo 115:8 


Todo el mundo confía en algo o en alguien. Incluso podemos convertir cosas buenas, como nuestras familias, nuestras habilidades o incluso nuestros servicios a Dios, en ídolos. 

Increíblemente hay «famosos hombres religiosos» (más no hombres espirituales) que se preocupan, atienden y son más responsables de sus actividades ministeriales, ayudando a los desvalidos, desposeídos y desesperanzados, convirtiendo esta actividad en su ídolo. Y mientras tanto, su cónyuge e hijos, mueren de inanición por la falta de atención y afecto. Y absurdamente, también descuidan su relación personal e íntima con Dios, creyendo equivocadamente que lo que físicamente hacen en favor de los necesitados, sustituye su relación diaria con Dios.  

Pero confiar en otras cosas por encima de Dios tiene efectos devastadores en nuestras vidas. Si tontamente pensamos qué, por con quién estamos, o por lo qué hacemos nos hará sentirnos totalmente plenos y satisfechos, nos estamos preparando para una profunda y devastadora decepción. La Biblia nos recuerda esto en Jeremías cuando dice: “Los que hacen ídolos se desilusionan” (Jeremías 10:14).


Y al mencionar la palabra ídolo, no pienses en esas figuritas de barro y metal, típicas de las tribus precolombinas en América; hoy los ídolos los tenemos todo el tiempo en nuestras carreras profesionales, en nuestras relaciones y contactos, en nuestras cuentas bancarias y de inversiones, en nuestras cocheras, alhajeros y escrituras. Actuamos como si esas cosas creadas por otros hombres, le dieran sentido y propósito a nuestra vida.

Y cuando hacemos esto, simplemente nos estamos preparando para el rotundo fracaso. La Biblia dice:  

«El pobre necio engañado. Confía en lo que jamás podrá darle ayuda alguna y, sin embargo, no logra preguntarse: «¿Será acaso un fraude y una mentira este ídolo que tengo en la mano?»»(Isaías 44:20).


¡Por supuesto que sí!, esos ídolos son puro fraude y mentiras. Lamentablemente, los ídolos no se retiran y desaparecen avergonzados después de habernos decepcionado. Sino que nos esclavizan.

Salmo 115:8 dice: “Los que hacen ídolos acaban como ellos. También lo hace todo aquel que confía en ellos”.

Lo que sea que más valores en la vida, tú te convertirás en eso. Si valoras el dinero, eventualmente te volverás materialista. Si valoras el placer, te volverás hedonista. Si valoras las buenas obras, te volverás filantrópico. Si valoras por encima de todo a Jesucristo, te convertirás en cristiano.


Entonces, si al poner algo en primer lugar en nuestras vidas, nos deforma a su imagen y semejanza, ¿por qué lo hacemos?

Queremos tener  a un dios que podamos controlar. Queremos poder manejarlo. Si hacemos del dinero nuestro dios, sentimos que podemos controlarlo. Si hacemos de otras personas nuestros dioses, nos proponemos controlarlos y manipularlos. Y esto, nos hace sentir mejor.

Pero nosotros no podemos controlar a Dios nuestro Señor. Él dice:

“No trates de amoldarme a tus gustos, preferencias y estilo de vida. No intentes incluirme en tu planes y decisiones egoístas y sin sentido. No intentes controlarme”.

En lugar de eso, confía plenamente en Él. Aprende a soltar el control, y encontrarás la verdadera libertad y satisfacción, al poner a Dios en el primer lugar de tu vida.

MEDITA EN ESTO:

  • ¿Por qué hay libertad al someterse a Dios?
  • ¿Cómo pueden incluso las cosas buenas y saludables convertirse en ídolos en nuestras vidas?
  • ¿Qué control necesitas ceder para que no se convierta en un ídolo en tu vida?

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