NO TIENES QUE VIVIR SINTIÉNDOTE CULPABLE

Miércoles 5 de junio del 2024

“Un hombre que se niega a admitir sus errores nunca podrá tener éxito. Pero si los confiesa y los abandona, tendrá otra oportunidad”.  Proverbios 28:13 


Dios siempre está listo para darte otra oportunidad, y otra, y otra, y otra…. Esa es una pieza fundamental del cristianismo, no como religión sino como una relación con Dios, como una nueva forma de vida. Todos hemos sido irresponsables. Todos hemos cometido errores.

La Biblia nos dice: “Ni una sola persona en la tierra es siempre buena y nunca peca” (Eclesiastés 7:20).

No estás diseñado para transitar por la vida sintiéndote culpable, por todas las veces que has sido irresponsable. La culpa destruye tu confianza, daña tus relaciones, te mantiene estancado en el pasado e incluso daña tu salud. Un informe médico dice que el 70% de las personas en los hospitales, podrían ser dadas de alta, si supieran cómo resolver su sentimiento de culpa.

Dios quiere algo más y mucho mejor para tu vida. No necesitas, ni quieres seguir viviendo con ese sentimiento de culpa. Y aquí hay una verdad importante a la que siempre debemos aferrarnos: No tienes que sentirte así.


En lugar de sentirte culpable, Dios quiere que vivas con un sentido de vida plena, de promesas y esperanza. Incluso, Él puede sacar provecho de las malas decisiones que hayas tomado, si le entregas al Señor esos fracasos.

¿Y cómo haces eso?

Admitiendo ante Dios que has cometido un error, que has metido la pata. A Él, no le sorprende tu confesión. Y eso no cambiará su amor por ti. Cuando das este paso, esto es lo que puedes esperar de Él:


Dios te perdona al instante. En el mismo momento en que admites tu pecado ante Dios, Él te perdona.

Dios te perdona gratuitamente. No necesitas ganártelo, pagarlo, heredarlo, y nunca lo podrás merecer.

Dios te perdona total y completamente.
Él limpia tu pecado por completo, hasta los que no te acuerdas, y quedas absolutamente limpio.

La Biblia promete que “un hombre que se niega a admitir sus errores nunca podrá tener éxito. Pero si los confiesa y los abandona, tendrá otra oportunidad” (Proverbios 28:13).


Si estás sumido en la culpa y la vergüenza, es probable que se perpetúe cualquier problema que tengas. Te dirás a ti mismo que lo arruinaste todo, por lo que eres malo, muy malo. Y como eres tan malo, crees que lo seguirás arruinando una y otra vez. Es un círculo vicioso, un ciclo de autodestrucción del que a menudo pareciera que no podemos escapar, al menos no por nuestra propia cuenta.

Necesitas un poder más allá de ti mismo. ¡Necesitas un Salvador! Necesitas dejar a un lado tu culpa y vivir en la libertad del perdón de Dios.

MEDITA EN ESTO:

  • ¿Cómo te ha afectado la culpa física, emocional, mental y espiritual?
  • ¿Qué te impide pedirle a Dios que te perdone?
  • ¿Por qué necesitas pedirle perdón hoy?

No importa lo que hayas hecho o dónde hayas estado. . .

Dios te perdona cuando vienes a Él.

Confía en el carácter de Dios y la gracia que Él te extiende. Confiesa tus pecados y pídele a Dios que te perdone. Aferrate a la promesa de Jesús de que la salvación es gratuita y está abierta a cualquiera que se aparte de sus pecados y acepte seguirlo como su Señor y Salvador. Pídele humildemente a Dios que te acepte en su familia para siempre.

¿Estás listo?… Comienza tu viaje con Jesús haciendo esta sencilla oración: 

“Dios mío, sé que cuando muera te daré cuentas de mi vida. Sé que he pecado contra ti y he vivido según mi plan, no el tuyo. Quiero que eso cambie, empezando hoy. Quiero alejarme de mis pecados y acercarme a ti.

“Gracias por enviar a Jesús a morir por todo lo que he hecho mal para no tener que pagar la pena de muerte que merecen mis acciones. Sé que no merezco tu perdón. Sé que sólo tu gracia puede salvarme, Señor. Nunca podría ser lo suficientemente bueno para igualar tu santo estándar.


“Señor Jesús, gracias por amarme tanto que tomaste sobre ti toda mi culpa. Me hiciste aceptable para el Cielo y te pido humildemente que me salves. Creo en ti, Jesús. Y creo que cumplirás tu promesa de salvarme instantánea, segura, completa y eternamente. En el nombre de Cristo Jesús te lo pido… Amén.»

“UNA FORMA DE VIDA DIFERENTE”


Miércoles 5 de junio del 2024

Hoy veremos cómo el Señor quiere prosperar nuestra actividad económica.

No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es decir, considerando a los demás como mejores que ustedes»  Filipenses 2:3

Existe un cuento popular acerca de una viejecita que vendía quesos de la leche de sus cabras. Ella era tan próspera, que despertó la envidia del vecino que por más que invertía en alimentos y cuidados para su ganado no lograba que produjeran leche como la cabrita de la viejita.

No se ocupen solo de sus propios intereses, sino también procuren interesarse en los demás» Filipenses 2:4

En su desesperación, el vecino compró la cabrita a la anciana y se la llevó para ordeñarla, pero, extrañamente se dio cuenta de que tampoco en su corral la cabrita producía como con la anciana. Entonces el vecino frustrado le preguntó a la anciana, cuál era su secreto para producir tanta leche, y la viejecita le explicó que no era la cabra, ni el negocio, ni la inversión, sino la actitud: “yo ordeño a mi cabrita por gusto, me encanta trabajar en ello y bendigo a Dios cada que estoy en el trabajo. Lo demás queda en manos del Señor”


“Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús»  Filipenses 2:5

¡Exacto! El Señor quiere nuestra prosperidad para que seamos felices. Que nuestra actividad económica, nos haga sentirnos contentos, satisfechos  y realizados, y no estemos pensando en lo molesto que es trabajar. Miremos el ejemplo de Jesucristo

Aunque era Dios,  no consideró que el ser igual a Dios  fuera algo a lo cual aferrarse» Filipenses 2:6

Si bien Jesús sufrió por nosotros, Él se agradó de ello, porque estaba pensando en salvarte a ti. Así que no se trata de las cosas, sino de la actitud; y hoy el Señor nos invita a tener esa misma actitud para mejorar en nuestra actividad económica

En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre,»Filipenses 2:7

El Señor se complació en despojarse de su divinidad, y no le importó humillarse para salvarnos. Esa debe ser nuestra actitud de vida, y las bendiciones se dejarán sentir.  

se humilló a sí mismo en obediencia a Dios  y murió en una cruz como morían los criminales.» Filipenses 2:8

Y aún humillando como ser humano, se humilló más hasta la muerte. El Creador muriendo por ti, su creación.

Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor  y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres Filipenses 2:9

Entonces,  acepta hoy el reto de ser un poquito más como Jesús, antes de «comprar o vender tus cabras”

Buenos días