ELIGE SIEMPRE PERDONAR

Lunes 15 de abril del 2024

“Si no perdonáis a los demás, vuestro Padre no os perdonará los errores que habéis cometido”.  Mateo 6:15 


Si eres de los que dicen «no puedo perdonarlos», ni tampoco quieres que Dios los perdone, eso revela una profunda raíz de amargura y resentimiento en tu vida.

Si quieres que alguien más sea severamente castigado, PERO esperas que a tí te sean perdonadas todas las cosas malas que has hecho, esa incongruencia te hará sentir miserable. No les estás haciendo daño a ellos; te lo estás haciendo a ti mismo.


Jesús dijo: “Si no perdonáis a los demás, vuestro Padre no os perdonará las ofensas que habéis cometido” (Mateo 6:15).

El perdón involucra tu pasado, tu presente y tu futuro:

  • Dios ya te ha perdonado una multitud de veces en el pasado.
  • Tu falta de perdón, solo te hará sentir miserable hoy.
  • Sin lugar a dudas, necesitará el perdón de Dios en el futuro.

Fijémonos en Jonás. Después de advertir al pueblo de Nínive sobre el juicio de Dios, se arrepintieron, por lo que Dios los perdonó y no los castigó. Y esto molestó mucho a Jonás y lo amargó.¿Pero recuerdas cómo Jonás originalmente se alejó de Dios? Quería el perdón de Dios por su propio pecado de desobediencia. Sin embargo, no quería que Dios perdonara a los ninivitas.


Entonces Jonás oró: “… Sabía que tú eres un Dios misericordioso y compasivo, lento para enojarte y lleno de amor inagotable. Estás dispuesto a perdonar y no destruir a la gente.  ¡Quítame la vida ahora, Señor! Prefiero estar muerto y no vivo si lo que yo predije no sucederá.(Jonás 4:2-3).

El resentimiento de Jonás sólo le hacía daño a él mismo. Los ninivitas disfrutaban de la gracia de Dios mientras Jonás se revolcaba en su enojo, berrinche y autocompasión.

Es fundamental que perdones a cualquier persona que te haya herido y hecho daño en tu pasado, y que perdones a cualquiera que te haga daño hoy. ¿Por qué? Porque Dios te ha perdonado por todos tus pecados pasados y ha prometido perdonarte en el futuro.


“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo, y nos perdonará nuestros pecados y nos purificará de toda maldad” (1 Juan 1:9).

MEDITA EN ESTO:

  • ¿Cómo te han afectado el resentimiento y la falta de perdón, o cómo has visto que esas actitudes afectan a los demás?
  • ¿Cuál es el mayor desafío al perdonar a la persona en tu vida que más te ha lastimado? ¿Cómo puedes superar ese obstáculo?
  • Haz una pausa por un momento y considera si necesitas hoy perdonar a alguien. Si es así, ¿estás dispuesto a dar ese paso?

“EL CONTROVERSIAL ESTANQUE DE BETESDA”


Lunes 15 de abril del 2024.

Hablar de Jesucristo y las sanidades milagrosas, es una forma muy frecuente de dar a conocer tanto el poder como el amor de Dios.

“Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos”. Juan 5:2

El estanque de Betesda, era muy conocido por la tradición, la leyenda urbana de sanidad que tenía, más solo era una mera leyenda de la época.

“En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua”. Juan 5:3

Por la desesperación y frustración que los enfermos sufrían, ponían equivocadamente su confianza, esperanza y fe en varias cosas como el agua de este estanque, menos en Dios y su Hijo Jesucristo. Y que eso no nos espante, pues hasta en la actualidad, los hombres y mujeres profundamente afligidos, prefieren creer en «ritos mágicos» al mero estilo de Catemaco, que en el poder de Jesucristo nuestro Señor y Salvador. 

“Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese”. Juan 5:4

Esta forma de pensar aún en nuestros días, la tienen muchos supuestos cristianos, cuando ponen sus ojos en una organización religiosa, en un líder espiritual, pseudo mesías, o en la ciencia médica alternativa. Pero no en Jesucristo, quien murió por nosotros en la cruz, llevando nuestros pecados, enfermedades y dolencias. Muchos antes de conocer personalmente al Señor Jesús, hasta amuletos para amarres y desamarres se colgaban al cuello, sin faltar los «chupamirtos» para hallar a la pareja ideal, hechos a la medida en el mercado de Sonora.

“Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo”. Juan 5:5

Algunos ya se han acostumbrado tanto a su enfermedad, que ya sienten que es normal estar paralíticos tanto física como emocionalmente, pues han encontrado en esta triste condición una manera de chantajear, dar lastima y obtener consideraciones y tratos especiales.

“Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?”. Juan 5:6

Pero, para el Señor, Creador y dueño de todo, y soberano sobre todo, incluyendo la enfermedad, no hay obstáculo. Instantáneamente el paralítico después de treinta y ocho años, con una sola Palabra de Jesús fue sanado a pesar de sus razonamientos, creencias y fe equivocada.

“Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo”. Juan 5:7

El paralítico de cuerpo y alma, se sentía derrotado y buscaba llegar al estanque, no a Jesucristo el redentor perfecto. Pero como siempre, el Señor se acerca al necesitado.

“Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda”. Juan 5:8

¿Recuerdas cuando conociste a Jesucristo? ¿El Señor te sanó, te libró primeramente de la vida sin esperanza, sin propósito y sin eternidad que vivías. Y todo esto sucedió porque finalmente pusiste tu fe en Él, olvidándote del «chamán», del amigo muy bien conectado y de todas las cosas absurdas en las que habías puesto tu esperanza y tu fe. Ese fue el momento cuando el Señor te dijo: “Levántate, toma tu lecho, y anda”. Y así como el paralítico en Betesda, tú simplemente obedeciste:

“Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día”. Juan 5:9

Y tú hoy, ¿Que opinas de este milagro de amor?.. El Señor le siguió diciendo:

“Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor”. Juan 5:14

Al ser el objeto del inmenso amor del Señor y haber recibido el poder del Jesucristo, no seremos perfectos ni santos; pero si se espera que a partir de ese momento seamos conscientes de lo especial que somos para el Señor, y entonces vivamos en consecuencia, como miembros de la familia de Dios… Pecadores, pero redimidos.   

Buenos días