EMPIEZA A DUDAR DE TUS DUDAS…

Lunes 22 de enero del 2024

EMPIEZA A DUDAR DE TUS DUDAS…

“El pecado del mundo es la incredulidad en mí”. Juan 16:9


En la raíz de todo pecado está, al menos momentáneamente, la duda acerca de Dios.

En Juan 16:9 Jesús dice: “El pecado del mundo es la incredulidad en mí”. Cuando no crees que Jesús es quien dice ser, o que hará lo que dice que hará, esa es la raíz de todo pecado.


Aquí hay algunas emociones que puedes buscar, y que te pueden ayudar a saber cuándo estás dudando de Dios.

Cuando tienes miedo o ansiedad, esto a menudo revela tu incredulidad en las promesas de Dios. La Biblia ofrece más de 7 mil promesas. Si las crees y las haces tuyas, verás cómo tus niveles de temor y ansiedad disminuyen. Es la póliza de seguro más grande del mundo.

Cuando te impacientas, revelas tus dudas sobre el tiempo perfecto de Dios. Dios tiene un plan para tu vida, pero nunca andará a las carreras. Eso es fácil de olvidar cuando quieres que las cosas sucedan según tu propio cronograma, por lo que tomas el asunto en tus propias manos en lugar de esperar al tiempo de Dios.


Cuando te vuelves un resentido o amargado, revelas tus dudas de la sabiduría de Dios. Dios es sabio, bueno y amoroso. Pero cuando las cosas no salen como las planeaste o como te gustaría, piensas que de alguna manera Dios se equivocó. Y no crees que pueda sacar algo bueno de lo malo.

Cuando tienes sentimientos de culpa, revelas tu incredulidad en el perdón de Dios. ¿Hasta cuándo debe sentirse culpable un seguidor de Jesucristo? Aproximadamente un segundo después de pedir perdón. Ese es el tiempo que lleva confesar un pecado.

Si cargas con la culpa, significa que no puedes perdonarte a ti mismo, porque no crees que Dios ya te haya perdonado.

Cuando te sientes inadecuado e insuficiente, revelas tus dudas del poder de Dios. Dios ha dicho que su poder se muestra mejor en la debilidad. Pero cuando no crees esto, demuestras que crees que el poder de Dios debería recaer en personas más capacitadas, y no en personas como tú. Si piensas eso, siempre te quedarás sentado en la banca.


¿Quieres darle la vuelta a esos sentimientos de temor, impaciencia, resentimiento, culpa y de sentirte inadecuado? Entonces necesitas empezar a dudar de tus propias dudas.

Si crees en la Palabra de Dios, puedes confiar en lo que dice acerca de Dios, y en lo que Él siente por ti y cuida de ti. Puedes confiar en que Dios cumple sus promesas, llega en el tiempo perfecto, es sabio, te perdona y actúa poderosamente a través de ti.

MEDITA EN ESTO:

  • ¿Qué puedes hacer para recordar la verdad de Dios cuando empiezas a dudar?
  • En los últimos meses, ¿han aumentado o disminuido tus dudas sobre Dios? ¿Por qué crees que es así?
  • ¿Con cuál pecado luchas más? ¿Qué revela esta continua lucha acerca de tu incredulidad?