“OBEDIENCIA EN LO MATERIAL Y ECONOMICO”

“OBEDIENCIA EN LO MATERIAL Y ECONOMICO”

Enero 17 del 2024


“Palabra deL Señor que vino a Jeremías en días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, diciendo: Ve a casa de los recabitas y habla con ellos, e introdúcelos en la casa del Señor, en uno de los aposentos, y dales a beber vino”. Jeremías 35:1-2

La instrucción que el Señor dio al profeta Jeremías, parecía algo increíble, porque muchas veces el Señor responde de manera opuesta e inesperada a nuestras peticiones de bienes económicos:

“Y puse delante de los hijos de la familia de los recabitas tazas y copas llenas de vino, y les dije: Bebed vino”. Jeremías 35:5

Aunque para el profeta no era muy clara la razón de esta orden, siguió las indicaciones del Señor, demostrando cómo los hijos Recab seguían las indicaciones que su padre Jonadab les había dado generaciones atrás, contrarias a la cultura y tradición de la época.

“Mas ellos dijeron: No beberemos vino; porque Jonadab hijo de Recab nuestro padre nos ordenó diciendo: No beberéis jamás vino vosotros ni vuestros hijos”. Jeremías 35:6

Los recabitas explicaron a Jeremías que no tomaban vino, simple y sencillamente porque su padre Jonadab, líder y fundador del clan, así se los había ordenado. Pero más allá de qué, cuanta cantidad de vino es bueno beber, o qué graduación de vino es la recomendable, era la obediencia a las indicaciones expresas de su Jonadab, su padre.
“ni edificaréis casa, ni sembraréis sementera, ni plantaréis viña, ni la retendréis; sino que moraréis en tiendas todos vuestros días, para que viváis muchos días sobre la faz de la tierra donde vosotros habitáis”. Jeremías 35:7

Por ilógico que pareciera para los recabitas, vivían en tiendas, pues tenían prohibido construir casas y cultivar la tierra. Así, podemos ver que, por ser Recab descendiente de Benjamin, eran guerreros y para un guerrero de esa época, vivir en una casa no era muy estratégico. Podían fácilmente ser localizados y destruidos. En cambio viviendo en tiendas, de un momento a otro podían hacer frente al enemigo sin preocuparse por la destrucción de sus casas, como la que vivió Judá en tiempos del cautiverio de Nabucodonosor a Babilonia.

“Y nosotros hemos obedecido a la voz de nuestro padre Jonadab hijo de Recab en todas las cosas que nos mandó, de no beber vino en todos nuestros días, ni nosotros, ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos ni nuestras hijas; y de no edificar casas para nuestra habitación, y de no cultivar viñas, ni heredad, ni sementera”. Jeremías 35:8-9

Obviamente, la enseñanza que Jeremías quería poner a la vista de todos, no era acerca de no beber vino ni del no invertir en bienes raíces; sino de la obediencia a la orden del líder y cabeza del clan. De aquí, te puedo decir qué es muy, muy importante, antes de ponerte bajo el «paraguas de autoridad» de cualquier líder, primero conoce sus costumbres, tradiciones, hábitos y creencias, pues una vez que has decidido que sea tu líder, tendrás que acatar lo que te indique, para que no te sorprendas con sus instrucciones, pues tendrás que acatarlas para no caer en desobediencia. “Moramos, pues, en tiendas, y hemos obedecido y hecho conforme a todas las cosas que nos mandó Jonadab nuestro padre”. Jeremías 35:10

La destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor fue terrible. Pero los recabitas no fueron afectados en la esfera económica, gracias a su obediencia, porque no perdieron su vida por defender sus posesiones, porque no tenían. Así nosotros debemos considerar los bienes materiales que el Señor nos permite tener, después de todo Él solo quiere nuestro bien. Y qué decir si vives en una ciudad como CDMX, sísmica por naturaleza. En 1985 y 2017, mucha gente perdió todo su patrimonio al ver sus casas derrumbarse, sin contar con el seguro correspondiente. Pero, los que sí tuvieron aseguradas sus casas, y los que rentaban, simplemente les fueron cubiertas sus pérdidas, y volvieron a rentar en otro lugar.

Al pueblo de Judá, el Señor les indicó que durante sus 70 años de cautiverio en Babilonia, construyeran sus casas y plantaran sus vides, y el Señor los bendeciría y prosperaría. El Señor es bueno, y siempre nos indicará lo que es mejor para nosotros. A los recabitas: No construyas ni trabajes la tierra. A los judíos en el exilio: Construye y labra la tierra. El Señor, es Bueno, es Sabio y quiere lo mejor para cada uno de nosotros, solo nos pide obedecer.

“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan”. Mateo 6:19-20

Obedezcamos a nuestro Señor, en lo que indica su Palabra, aunque no lo comprendamos por completo.

Buenos días