APRENDIENDO DEL DOLOR

Jueves 11 de enero del 2024

APRENDIENDO DEL DOLOR

«Dios enseña a las personas a través del sufrimiento y utiliza la angustia para abrir los ojos». Job 36:15


Hay algunas cosas que sólo aprendemos a través del dolor, y a veces, a través del dolor de otras personas.

Es sabio aprender de tus propias experiencias, pero es más sabio aprender de las experiencias de los demás y dejar que otros aprendan de tu dolor. ¡No tienes tiempo para cometer todos los errores por ti mismo! Por eso es importante aprender de los errores de los demás, pero eso sólo sucederá si somos honestos acerca de cómo Dios usa el dolor para llamar nuestra atención y enseñarnos una lección.

Job 36:15 dice: “Dios enseña a las personas a través del sufrimiento y utiliza la angustia para abrir los ojos” .

¿Qué quiere Dios que aprendas acerca de la angustia que estás atravesando en este momento? ¿Que estás aprendiendo? Una vez que lo hayas aprendido, Él quiere que transmitas esas lecciones a otros.

Todos pasamos por diferentes tipos de problemas. Pero no importa cuál sea tu dolor específico, Dios quiere que aprendas de este sufrimiento estas tres cosas:

PRIMERO; APRENDES A DEPENDER MÁS DE DIOS A TRAVÉS DEL DOLOR. Dios quiere enseñarte acerca de Él mismo: acerca de su poder a través de tu debilidad, de su amor cuando no te sientes amado, de su gracia cuando no te sientes perdonado y de su sabiduría cuando no sabes qué camino tomar.

EN SEGUNDO LUGAR; APRENDES A CONFIAR Y OBEDECER LA PALABRA DE DIOS CUANDO ESTÁS SUFRIENDO.   Es fácil confiar en Dios cuando las cosas van bien. Pero no es tan fácil cuando las cosas van mal.

El rey David dijo en Salmo 119:67: “ Antes de sufrir anduve descarriado, pero ahora obedezco tu palabra.» Las lecciones aprendidas a través del fracaso y los errores dolorosos te impulsarán a recargarte y confiar en las promesas de Dios. Su Palabra brinda esperanza que Él está contigo y no ha dejado de trabajar por ti y en ti.

EN TERCER LUGAR; A TRAVÉS DEL DOLOR APRENDES QUE NECESITAS DE LOS DEMÁS. Si nunca hubieras tenido ningún dolor en tu vida, no pensarías que necesitas tener a alguien cerca de ti. Sólo con sufrimiento y dolor, algunas personas admiten que necesitan que otros las ayuden. El dolor es uno de los recordatorios más poderosos de que no estás destinado a vivir la vida de manera solitaria.

Si estás pasando por un dolor o sufrimiento en este momento, confía en que, lo que Dios te está enseñando será útil para los demás, a medida que transmitas las lecciones a tus cercanos, amigos, familiares e incluso a las generaciones futuras.

REFLEXIONA ACERCA DE ESTO:

  • ¿Cuál es una de las lecciones más profundas que has aprendido del dolor, sufrimiento o error de otra persona?
  • ¿Por qué ser abierto acerca de tu dolor requiere humildad?
  • ¿Se te ocurre alguien que se beneficiaría de las lecciones que estás aprendiendo de tu dolorosa experiencia? ¿Qué harás para compartirlo con ellos esta semana?

Dios te ama, no importa lo que hayas hecho.


Debido a que somos humanos, hemos caído en las trampas del enemigo de nuestras almas, y hemos sido enganchados al pecado más veces de las que podemos contar. Pero no importa lo que hayas hecho o dónde hayas estado, tienes un lugar en la familia eterna de Dios listo y esperándote. La invitación está abierta de par en par. Sólo cree y recibe.

¿Estás listo? Aquí tienes una oración con la que puedes comenzar: 

“Mi Dios y Señor, sé que cuando muera te daré cuenta de mi vida. Confieso que te he ignorado. Sé que he pecado contra ti y he vivido según mi plan, no el tuyo. Quiero que eso cambie, empezando ahora mismo. Quiero alejarme de mis pecados y volverme hacia ti.

“Gracias por enviar a Jesús a morir por todo lo que he hecho mal para no tener que pagar esa pena de muerte. Sé que no merezco tu perdón. Sé que sólo tu gracia puede salvarme, Señor.


“Jesús, gracias por amarme tanto que tomaste sobre ti toda mi culpa. Me hiciste aceptable para el Cielo y te pido humildemente que me salves. Te pido que me salves de los pecados y los malos hábitos que están arruinando mi vida en este momento. Creo en ti, Jesús. Y creo que cumplirás tu promesa de salvarme ahora. En el nombre de Jesus. Amén.»