“ARRANCANDO EL AÑO CON UNA LIMPIEZA A FONDO”


Enero 2 del 2024

Ahora que el clima no es favorable para actividades al aire libre, parece ser que hasta el ducharse no es una actividad tan agradable como lo es en verano. El frío y la posible afectación de las vías respiratorias, además de la sensación de casi congelamiento para los que salen a la calle al salir el sol, nos invitan a permanecer bajo techo con una bebida caliente en la mano.

“Sucedió que estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el cual, viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme”. Lucas 5:12

El domingo pasado, muchos para estar listos para festejar el año nuevo, se bañaron desafiando las molestias térmicas, para estar limpios y presentables para la celebración del fin de año. A menudo en la Escritura se lee que el Señor nos “limpia de nuestro pecado” o de la enfermedad que padecemos y nos sustenta en nuestra necesidad. Así es igual tanto en la limpieza del cuerpo como del alma y el espíritu.

“Entonces, extendiendo él la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él”. Lucas 5:13

El Señor siempre quiere mantenernos limpios en todo, espíritu, alma y cuerpo, pero también depende de nosotros que nos dejemos limpiar. Fíjate como lo dijo Jesús: “Quiero, se limpio”, y al instante la lepra desapareció limpiando la piel de este pobre hombre. 

“Y él le mandó que no lo dijese a nadie; sino ve, le dijo, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación, según mandó Moisés, para testimonio a ellos”. Lucas 5:14

Jesús, no quería que se hiciera público el milagro de la limpieza en este pobre leproso, pues la ley señalaba un ritual específico para todo aquel que fuera sanado de lepra; sanidad tan, tan escasa, que muy posiblemente ni los sacerdotes recordaban con precisión todos los detalles del ritual.

“Y el que se purifica lavará sus vestidos, y raerá todo su pelo, y se lavará con agua, y será limpio; y después entrará en el campamento, y morará fuera de su tienda siete días”. Levítico 14:8

¿Qué más publicidad del poder y amor del Señor, que hacer públicamente lo estipulado en la Ley? Cuando nos bañamos y cortamos el cabello, nuestra apariencia cambia y todos pueden notar que estamos limpios y acicalados. Pero además el Señor no es un policía cósmico que nos ridiculice en público, en Él tenemos confianza de que el pecado perdonado en lo privado, no se divulgará, por el contrario, Él lo guardará celosamente, y solo resaltará lo limpios que estamos ahora.

“y tomará el sacerdote un cordero y lo ofrecerá por la culpa, con el log de aceite, y lo mecerá como ofrenda mecida delante de Jehová”. Levítico 14:12

El Señor al decirle al hombre limpio que no dijera nada, e hiciera conforme a la Ley, era la forma de decir que Él es el cordero que quita y limpia de pecado, y que Él es nuestro Sumo sacerdote. De manera que, así como nos interesa limpiar diariamente el cuerpo, tenemos que limpiar el resto de nuestro ser. El Señor nos recuerda:

“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. 1 Juan 1:9

Arranquemos este 2024 limpiando a fondo de todo lo que estorbe nuestra relación con el Señor, incluso las cosas y situaciones que no fuimos conscientes de hacer, y también nos alejan un poquito de Su presencia.

 ¡El Señor y Salvador quiere limpiarnos!


Buenos días