CORRE HACIA DIOS CON TU DOLOR

Viernes 17 de marzo del 2023

CORRE HACIA DIOS CON TU DOLOR


“Fuimos oprimidos y agobiados más allá de nuestra capacidad de aguantar y hasta pensamos que no saldríamos con vida. De hecho, esperábamos morir; pero, como resultado, dejamos de confiar en nosotros mismos y aprendimos a confiar solo en Dios, quien resucita a los muertos. ”.2 Corintios 1:8-9

Cada vez que experimentes algo doloroso en tu vida, tienes que decidirte por una de estas dos opciones: Puedes huir de Dios o puedes correr hacia Él.

Huir de Dios nunca tuvo sentido para mí. ¿Cómo vas a obtener consuelo cuando estás huyendo de la mayor fuente de consuelo? He pasado más tiempo buscando el consuelo de Dios, que tratando de huir de su presencia. En los momentos más tristes y oscuros de mi vida, cuando todo se veía negro y sin salida, solo el saber que Él estaba ahí, junto a mi, aunque no lo sintiera, me ayudo para seguir adelante, hasta poder ver la luz al final del túnel.


Si eliges correr hacia Dios, puedes usar tu dolor para acercarte a Él en total adoración. ¿Cómo haces esto? No le dices lo que crees que deberías decirle, como el típico «Padre Nuestro». En cambio, le dices exactamente cómo te sientes. Discutes con Él y le dices que no te gusta el dolor que sientes. A esto se le llama lamento. La Biblia está llena de personas que claman a Dios en lamento, incluyendo un tercio de los Salmos y todo el libro de Lamentaciones de Jeremías.

Incluso quejarse con Dios es un acto de adoración, porque para quejarte debes reconocer profundamente su existencia y que te está escuchando. Se puede adorar en todas las fases del duelo. Puedes expresar tu sorpresa. Puedes descargar tu pena. Puedes compartir tu lucha. Puedes rendirte. Puedes pedirle a Dios que use el dolor, para bien en tu vida.


Pablo hace esto en 2 Corintios 1:8-9. Él dice: “Estábamos realmente aplastados y abrumados, y temíamos que nunca pasaríamos vivos a través de eso. Nosotros . . . vimos cuán impotentes éramos para ayudarnos a nosotros mismos; pero eso estuvo bien, pues entonces pusimos todo en las manos de Dios, el único que podía salvarnos”.

He escuchado historias de personas que llegaron a conocer a Jesús a partir de su dolor, cuyas vidas fueron totalmente transformadas en el proceso de adorarlo cuando tenían dolor. Y puedo decirles, como dijo Pablo en 2 Corintios 7:9, “Me alegro . . . no porque te doliera sino porque el dolor te llevó a Dios”.


Cuando tienes dolor, no es momento de huir de Dios. Es una oportunidad para que te acerques al Señor, confíes más en Él, lo adores más y, en última instancia, lo conozcas y ames más.

MEDITA ACERCA DE ESTO:

  • ¿Quién es la primera persona a la que acudes cuando sientes dolor? ¿En qué momento sueles acudir a Dios en busca de ayuda y consuelo?
  • Cuando tienes dolor, ¿puedes adorar a Dios con tus propias fuerzas? ¿Por qué o por qué no?
  • Acudir a Dios con tu dolor, con tus quejas, aflicciones y frustraciones, puede ser un acto de adoración. ¿Cómo te hace sentir esta verdad?