LA CORRECCIÓN DE DIOS, ¡NO ES CASTIGO!

Miércoles 15 de marzo del 2023

LA CORRECCIÓN DE DIOS, ¡NO ES CASTIGO!

“Deja que Dios te eduque, porque Él está haciendo lo que todo padre amoroso hace por sus hijos”. Hebreos 12:7


¿Conoces la diferencia entre corrección y castigo?

El castigo es una penalidad por la falta cometida en el pasado, y la corrección es un entrenamiento para el futuro. La corrección es disciplina, el castigo no lo es.

Cuando nos sucede algo malo, a menudo pensamos que Dios nos está castigando, cuando en realidad Dios solo nos está corrigiendo. ¿Cómo podemos saber esto? Porque Dios no castiga a sus hijos. Pues Jesús ya ha tomado todo el castigo por cada pecado, en la cruz.


Cada pecado que has cometido y que cometerás ya ha sido pagado. Así que Dios no te castiga por tus pecados, pero sí te corrige para hacerte cada día un poco más como Jesús. Su corrección es la evidencia de su amor, porque no quiere que sigas en la dirección equivocada.

Una forma en que Dios nos corrige es a través del dolor. Hebreos 12: 8-10 dice:“Si Dios no los disciplina a ustedes como lo hace con todos sus hijos, quiere decir que ustedes no son verdaderamente sus hijos, sino que son ilegítimos. Ya que respetábamos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, ¿acaso no deberíamos someternos aún más a la disciplina del Padre de nuestro espíritu, y así vivir para siempre?
Pues nuestros padres terrenales nos disciplinaron durante algunos años e hicieron lo mejor que pudieron, pero la disciplina de Dios siempre es buena para nosotros, a fin de que participemos de su santidad.” .


Dios no corrige a los que no son sus hijos. Como padre, yo no corregí a los hijos de otras personas, pero ciertamente corregí a los míos. Lo hice por su bien porque quería que conocieran la alegría de seguir a Dios y hacer las cosas a su manera.

Dios quiere lo mismo para ti, si has elegido seguirlo, y si ya eres su hijo.

Seguir a Jesús significa cooperar cuando Dios trae cualquier tipo de corrección a tu vida, no porque quiera castigarte sino porque te ama y quiere que regreses a sus caminos. Cuando Dios te corrige, no está enojado contigo. ¡Está loco de amor por ti!

La Biblia dice: “Deja que Dios te enseñe, porque él está haciendo lo que todo padre amoroso hace por sus hijos” (Hebreos 12:7).

La corrección de Dios es para tu bien, incluso cuando viene acompañada con dolor.

REFLEXIONA EN ESTO:

  • Por lo general, no cambiamos cuando vemos la luz; cambiamos cuando sentimos el calor. ¿Cómo se ha cumplido esto en tu vida?
  • ¿Por qué crees que Dios solo corrige a las personas que son parte de su familia?
  • Si crees que la corrección de Dios es para tu bien, ¿cómo debes responderle cuando te disciplina?

NO IMPORTA LO QUE HAYAS HECHO O DONDE HAYAS ESTADO, tienes un lugar en la familia eterna de Dios, listo y esperándote. La invitación está abierta. Solo cree y recibe.

Confía en el carácter de Dios y en la gracia que Él te extiende. Confiesa tus pecados y pídele a Dios que te perdone. Haz tuya la promesa de Jesús, que dice que la salvación es gratuita y está abierta a cualquiera que se vuelva de sus pecados y acepte seguirlo como su Señor y Salvador.

Humildemente pídele a Dios que te acepte en su familia para siempre.

¿Estás listo? Aquí hay una oración con la que puedes comenzar: 

“Dios mío, sé que cuando muera, te rendiré cuentas de mi vida. Sé que he pecado contra ti y he vivido según mi voluntad y mi plan, no el tuyo. Quiero que eso cambie, comenzando ahora mismo. Quiero alejarme de mis pecados y volver mi rostro hacia ti.


“Gracias por enviar a Jesús a morir por todo lo que he hecho mal para no tener que pagar la penalidad por todo ello. Sé que no merezco tu perdón. Sé que solo tu gracia puede salvarme, Señor. Nunca podría ser lo suficientemente bueno para entrar en un lugar perfecto, como lo es tu Reino.


“Señor Jesús, gracias por amarme tanto que tomaste toda mi culpa sobre ti. Tú me hiciste aceptable para el Cielo, y te pido humildemente que me salves. Yo creo en ti, Jesús. Y creo que cumplirás tu promesa de salvarme instantánea, certera, completa y eternamente. En el nombre de Cristo Jesús te lo pido… Amén.»