“TAN SABIOS COMO EL CARPINTERO”

“TAN SABIOS COMO EL CARPINTERO”

Diciembre 6 del 2021

En la época en que Jesús nació, era costumbre entre los judíos que cuando un hombre y una mujer decidían unir sus vidas en matrimonio, dejarán pasar un lapso de tiempo, entre la formalización de la unión (el compromiso y pedida de mano actual) y la celebración de la boda. A este periodo, se le conoce como: “desposorio”.

“El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo”. Mateo 1:18

Era tan importante este período del desposorio, que se consideraba con todas las obligaciones de casados, pero sin el privilegio de la intimidad conyugal; por lo que sí había alguna falta entre los desposados, era castigada como si fuera cometida dentro del matrimonio legalmente constituído.

“José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente”. Mateo 1:19

Podemos imaginar ahora, todo lo que pasaba por la mente de José, aquel carpintero que el Señor escogió para confiarle la educación de Jesús, el unigénito Hijo de Dios. Cómo leemos, la Escritura subraya la parte donde José era justo y decidió mejor dejar a María, antes que elevar su queja y acabar incluso con la vida de su mujer, por medio de la lapidación, porque al estar embarazada, José sabía que él no había tenido intimidad con María, entonces María había adulterado con otro hombre, por lo que merecería morir.

Al José pretender abandonarla, porque la amaba, aunque a su entender se había entregado a otro hombre quedando embarazada, prefirió dejarla secretamente, para que el pueblo creyera que ese bebé era de José, quién la había abandonado para no enfrentar su responsabilidad.

“Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es”. Mateo 1:20

El Señor en su Soberanía, mandó a su mensajero para revelar la verdad de ese bebé, y no temiera quedarse con María embarazada.

Recibió a su mujer y lo más importante al niño, porque ese niño era su salvación, la de su familia y la de todo un pueblo que por años esperaba ser rescatado del pecado y la muerte.

“Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Mateo 1:21

Desde luego, que leído en forma rápida, se nos hace muy sencillo, pero, hay personas que al igual que José, buscan ser justos, hacer el bien y proceder con integridad en todos sus actos. El problema es que se puede pensar que no se tienen taches o reproches ante Dios, y que el Señor está satisfecho con su vida. Sin embargo, para Dios, la sola duda puede ser un error grave.

¿Puede imaginar lo que pudo haber sucedido si José denunciaba el embarazo de María a los sacerdotes? Sin embargo, no fue así porque Dios escogió y eligió bien a José y supo que haría caso a su Palabra para rescatar al mundo.


“Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer”. Mateo 1:24

Cómo podemos ver, hay muchos como José, que creen hacer las cosas bien, hasta que el Señor les revela la verdad. Es entonces que deben tomar una decisión sin temor, como recomendó el ángel del Señor a José y ser tan sabios como él, recibiendo a Jesús como nuestro único y suficiente salvador personal.

Por eso, hoy la reflexión nos invita a ser tan sabios como lo fue José, repitiendo la invitación del ángel: “No temas recibir a Jesucristo, porque Él es su salvador y de todo el mundo.


“Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros”. Mateo 1:22 y 23

Buenos días


J. L. R.