“LA ORACIÓN HUMILDE”

“LA ORACIÓN HUMILDE”

Julio 1 del 2022

El día de ayer reflexionamos acerca de la oración que se eleva a Dios. Durante el día recordé a un líder espiritual que visitó a una congregante enferma, y con ese amor de Cristo el ministro le dijo: «-Vengo a orar para que el Señor te sane.» Y la respuesta de la mujer desesperada por su padecimiento fue: «-Para que oramos, creo que el Señor no me escucha, no me oye.»

“Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas”. 1 Reyes 18:42

Cómo acabamos de leer, vemos dos actitudes opuestas ante la amargura y desesperacion; la de la mujer enferma y la de Elías. Sabemos que la posición física cuando oramos no es importante, pero, creo que, como Elías, la actitud lo es todo. Elías era un ser humano de carne y hueso y un pedazo de pescueso, con sus debilidades a “flor de piel”. Mire como ante la persecución de Acab, rey de Israel, se deprimio y se dio por vencido.

“Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”. 1 Reyes 19:4

Y es que ¿Quién no ha sentido desesperación en medio del proceso que el Señor usa para bendecirnos y fortalecernos? Es ahí donde nos escucha, y ve la “actitud” de nuestro corazón:

“Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come”. 1 Reyes 19:5

Entonces ¿qué es lo que hace la diferencia entre una plegaria desesperada y una súplica humilde? Observe como dice 1 Reyes 18:42.

Claramente vemos que Elías oraba, “postrándose en tierra, y poniendo su rostro entre las rodillas”. Por supuesto que, en el caso de la mujer desesperada por su enfermedad, no podía postrarse, pero una actitud humilde es más agradable al Señor, que una oración ordenándole. Como si el Señor fuera el «genio de la lámpara», para que cumpliera nuestros deseos y caprichos al momento. ¡No! Mas bien nosotros debemos hacer la voluntad de Dios. Luego, si pedimos como Elías humillándonos de corazón, podremos ver la respuesta del Todopoderoso.

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. 2 Crónicas 7:14


De manera que, si somos carne tan imperfecta como Elías, pues oremos como Elías, con humildad y sencillez de corazón. Por eso hoy la recomendación de nuestro Dios es esta:


“Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta”. 1 Reyes 19:7


¡Muy buenos días!

J. L. R.

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