FORTALECIENDO TU ESPÍRITU

Domingo 26 de diciembre del 2021


FORTALECIENDO TU ESPÍRITU

“Invierte tu tiempo y energía en el ejercicio de mantenerte espiritualmente en forma”. 1 Timoteo 4:7 (PRF)


Si quieres que Dios te use, fortalece tu fe.

La Biblia dice en 1 Timoteo 4:7; Invierte tu tiempo y energía en el ejercicio de mantenerte espiritualmente en forma” (PRF).


¿Alguna vez te has despertado pensando: «Hoy tengo que hacer ejercicio»? Sé que todos necesitamos ejercicio físico y espiritual. También sé esto acerca del ejercicio: Queremos el mayor beneficio que podamos obtener de cada minuto que hacemos ejercicio, ya sea físico o espiritual.


Me gustaría ayudarte a aprovechar al máximo tu ejercicio espiritual, comentándote cuatro hábitos espirituales que fortalecerán tu fe.

1. ESTUDIA LA BIBLIA.  Necesitas estudiar la Biblia personalmente, por ti mismo. No puedes depender de lo que otra persona estudio de la Biblia, para fortalecer tu fe. Tienes que hacerlo tú mismo.

La Biblia dice: “La Escritura entera es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos, para reprendernos, para corregirnos y para indicarnos cómo llevar una vida justa.  De esa manera, los servidores de Dios estarán plenamente capacitados para hacer el bien.”  (2 Timoteo 3: 16-17 NBV).

La Palabra de Dios es el manual «Para estar en forma», para vivir plenamente. Si quieres prepararte para ser usado por Dios, tienes que estudiar la Biblia.


2. LEE LITERATURA CRISTIANA. Proverbios 19: 8 dice: «Hazte un favor y aprende todo lo que puedas» (PRF). Aprendes mucho más cuando lees libros que te ayudan a crecer espiritualmente.

3. ESCRIBE TU EXPERIENCIA (TESTIMONIO).
La Biblia dice en 1 Pedro 3:15, “Si alguien les pregunta acerca de la esperanza que tienen como creyentes, estén siempre preparados para dar una explicación;” (NTV). Así como nadie más puede estudiar por ti, nadie más puede contar tu historia. Un testimonio consta de cuatro partes: Cómo era tu vida antes de venir a Cristo, cómo te diste cuenta de que necesitabas a Cristo en tu vida, cómo entregaste tu vida a Cristo y cómo es tu vida ahora.

4. ÚNETE A UN GRUPO DE ESTUDIO BÍBLICO. La Biblia dice: “Anímense unos a otros y edifíquense unos a otros” (1 Tesalonicenses 5:11 NTV).

Cuando tratas de fortalecer tu fe, pocas cosas se pueden comparar con el contacto regular con un pequeño grupo de estudio bíblico. En las reuniones generales, donde alabas, adoras y escuchas la conferencia, te gozas y aprendes; pero nada se compara con la inmersión que tienes en un grupo de estudio bíblico, donde conoce a la perfección a tus compañeros de estudio, convives con ellos, comparten alegrías, sufrimientos y retos; y juntos, como un solo cuerpo, se ayudan, apoyan, festejan y consuelan unos a otros. Si todavía no eres parte de un grupo de este tipo, busca personas con las que puedas reunirte regularmente para compartir tu vida y vivencias, y estudiar la Biblia. Y así todos crecerán en su fe.

Estos cuatro hábitos te ayudarán a mantenerte en forma espiritualmente, para que estés listo para ser usado por Dios. ¿Cuál empezarás a practicar hoy?

REFLEXIONA ACERCA DE ESTO:

  • ¿Por qué crees que es útil escribir tu testimonio?
  • ¿Cuáles son algunas de las formas en que tú y tu grupo de estudio bíblico pueden ayudarse mutuamente a crecer en fe?
  • ¿Cómo puedes hacer que la lectura de libros cristianos sea más atractiva e interesante? (Por ejemplo, podrías leer un libro con tu grupo de amigos y reunirse para comentarlo). Empieza a leer un libro cristiano esta semana y busca formas de hacerlo más atractivo para ti.

¿Tienes un testimonio de cómo Jesús transformó tu vida? Si todavía no has entregado tu vida a Jesús y no te has comprometido a seguirlo, ¿por qué esperar más?

No tienes que ganarte el amor de Dios o abrirte camino al Cielo. La Biblia dice:«Por gracia habéis sido salvos, mediante la fe; y esto no procede de vosotros, es don de Dios, no por obras, para que nadie se jacte»(Efesios 2: 8-9).

Si está listo para entregarle tu vida, entonces haz esta oración:

“Jesús, me has prometido que si creo en ti, todo lo que hice mal será perdonado, aprenderé el propósito de mi vida y algún día me aceptarás en tu hogar eterno en el Cielo.

“Confieso mi pecado y creo que eres mi Salvador. Me has prometido que si confieso mi pecado y confío en ti, seré salvo. Confío en ti cuando dices que la salvación viene por gracia, por fe, y no por nada de lo que yo haga. Te recibo en mi vida como mi Señor. Hoy entrego cada parte de mi vida a tu dirección.

“Quiero usar el resto de mi vida para servirte en lugar de servirme a mí mismo. Te entrego mi vida y te pido que me salves y me aceptes en tu familia. En el nombre de Jesús… Amén.»