“¿RICO O POBRE?”

“¿RICO O POBRE?”

Febrero 17 del 2021

Quizá en medio de la crisis económica que padecemos por la pandemia del Covid19, se ha puesto a pensar: ¿Seré rico o pobre? O a lo mejor se lamenta por no tener dinero. La verdad, nuestra percepción muy humana, puede ser muy diferente a los conceptos que el Señor tiene de riqueza y pobreza. Por ejemplo, está usted de acuerdo en que Abraham, el “campeón de la fe”, había sido muy bendecido por el Señor, era multimillonario, desde que salió de Ur de los caldeos y no obstante ello, cuando salió de Egipto, Faraón por causa de su mujer, lo bendijo aún más:

“E hizo bien a Abram por causa de ella; y él tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y camellos”. Génesis 12:16

Para la época de Abraham, ya había grandes ciudades y edificios, sin embargo su fe hacía que fuera modesto y no ostentoso:

“Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa”. Hebreos 11:9

De manera que cualquiera que vivió en la época de Abraham, muy difícilmente, podría reconocer cuán “rico” era. La verdad es que lo mismo pasa en nuestros días, pues el Señor nos dice quien realmente es un rico

“Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?” Lucas 12:20

Lo que ocurre es que nuestra sociedad de consumo, determina que ciertos objetos, de determinada marca y por supuesto el estilo de vida, pasando tiempo recreativo en abundancia y solventar gastos impuestos por una mente derrochadora, significan ser millonario. En cambio para el Señor es millonario, quien hace la voluntad del Señor

“Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”. Lucas 12:21

Es decir la riqueza de un cristiano, no solo es temporal, sino eterna. Hay muchas personas que a pesar de poder tener el dinero suficiente para pagar el mejor hospital de México, simplemente con la pandemia, no fueron recibidos en ninguno. Gracias al Señor sus posibilidades económicas hicieron que una recámara se convirtiera en un cuarto de hospital, con oxígeno y medidores de la presión arterial y todos los aparatos necesarios. Y por otro lado, hay hermanos con un patrimonio muy escaso y que tienen que trabajar y utilizar transporte público con mucha gente, a quienes el Señor los protege para llevar el pan a su casa. Así es como se agradece al Señor el tener recursos y bendiciones, tanto económicas, como de salud, en abundancia. Por ello es que el Señor nos dice:

“Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido”. Lucas 12:22 y 23

No seamos tan ostentosos con lo poco o lo mucho que el Señor nos da. Pues si hemos alcanzado gracia del Eterno, para tener una fortuna admirable, es para ayudar a los demás. El Señor es el dueño del oro y la plata. Por otro lado, si al parecer no tenemos mucho dinero, entendamos que Dios suplirá nuestras necesidades. No nuestros lujos. Por ello dice el Salmo:

“Jehová es mi pastor; nada me faltará”. Salmo 23:1

Buenos días.

J. L. R.