“AMPLIA RECOMPENSA”


“AMPLIA RECOMPENSA”


Diciembre 28 de 2020

El profesor Enrique Link relata la experiencia más dramática que le sucedió en Francia. Durante la Primera Guerra Mundial. Dice que llegó a París de noche, y cuando una anciana trató de bajarse del mismo tren, él la ayudó. Puesto que no había nadie en la estación para ayudar a esa señora, él llevó sus pesadas maletas a un tren subterráneo y la acompañó hasta su casa. La anciana, para mostrar su gratitud invitó al soldado a cenar con ella en un restaurante cercano, y durante la comida relató a los demás lo que él había hecho para ayudarla. Reflexionando sobre esta experiencia, el profesor Link dijo que las demostraciones de gratitud que los franceses, conocidos de ella, le hicieron, no podrían haber sido mayores si él hubiera salvado la vida de la anciana. “Un simple incidente”, dijo, “pero nunca he olvidado la satisfacción que me causó esta experiencia.”

“Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa”. Mateo 10:42

El texto anterior destaca la palabra “recompensa”, que en su etimología significa: pago, premio, galardón o retribución. De modo que en su contexto, cuando no solo somos creyentes, sino que vamos más allá de ser discípulos de Jesús, tendremos que ser imitadores de Jesús, como señala Su Palabra:

“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados”. Efesios 5:1

Esto implica que debemos ser guardas y custodios de nuestros semejantes no por el galardón que el Señor nos dará:

“¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio”. 1 Corintios 9:18

En cierta ocasión, unos cristianos que hacían labor de curaciones en personas en situación de calle, limpiaban y curaban una herida muy infectada a un joven muy sucio. La herida estaba muy putrefacta y sin embargo las manos de la bella dama tomaron hisopos y limpiaron la infección, y al cabo de días, cuando regresó con su esposo, el joven al verlos aproximarse, corrió a ellos alabando a Dios y dándoles las gracias a la mujer así: ¡Gracias “madrecita”, ya estoy mucho mejor! Esto impactó a la mujer, porque el Señor se había llevado a su hijo y su recompensa más grande fueron las palabras del muchacho indigente, sintió que su hijo fallecido realmente está con Jesús. Esa fue su recompensa.

Por ello el Señor dice que incluso, un vaso de agua, será recompensado:

“El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá”. Mateo 10:40 y 41

Es decir la recompensa, no es un sistema de retribución, en dónde demos tres monedas y se nos regresen cuatro. Más bien es un estilo de vida, dónde se forma un “círculo virtuoso”:

“Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”. Mateo 10:8

Que el próximo año, así sea nuestro estilo de vida en Cristo.

Buenos días

J. L. R.