APROVECHA ESE PROFUNDO DOLOR QUE ESTAS SUFRIENDO

Viernes 27 de Noviembre del 2020

APROVECHA ESE PROFUNDO DOLOR QUE ESTAS SUFRIENDO

«Estábamos tan agobiados bajo tanta presión que hasta perdimos la esperanza de salir con vida: nos sentíamos como sentenciados a muerte. Pero eso sucedió para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos. Él nos libró y nos librará de tal peligro de muerte. En él tenemos puesta nuestra esperanza, y él seguirá librándonos«   2 Corintios 1:8-10 (NVI)


Cuando te sucede algo doloroso, tienes una opción: puedes correr hacia Dios o puedes huir de Dios.

Si estás huyendo de Dios, ¿hacia dónde estás corriendo? ¿Quién podría ayudarte más en tu dolor que Dios?

A lo largo de toda mi vida, al encontrarme en situaciones muy tristes y difíciles, he tenido que elegir una y otra vez correr hacia Dios. De hecho, en esas ocasiones he pasado más tiempo a solas con Dios que en todos los años anteriores de mi vida juntos. ¿Por qué?… Porque el dolor tiene una forma extraña de acercarte a Dios.

¿Cómo te acercas a Dios cuando estás sufriendo? Lo primero que debes hacer es decirle exactamente cómo te sientes. Esto es lo que haces de manera espontánea y natural cuando ves un desastre como un huracán o un terremoto, y gritas: «¡Dios mío!»

Incluso si gritas: «Dios, esto no me gusta. Estoy enojado. Estoy desesperado», aún al expresarte así, es una manera de acercarte a Dios en oración. Se llama oración de lamento.

Necesita aprender a adorar a Dios en todas las fases del dolor, duelo, angustia y desesperación. En otras palabras, usa la oración para expresar tu conmoción, para descargar tu dolor y luchar con tus emociones. Entregas tu vida a Dios cuando no sabes qué camino tomar. Le pides a Dios que use ese dolor que sientes para bien en tu vida. No reprimas ninguna emoción. Dile a Dios exactamente lo que estás sintiendo, y esto te acercará más a Él.

Haces lo que hizo Pablo en 2 Corintios 1:8-10: “Fuimos oprimidos y agobiados más allá de nuestra capacidad de aguantar y hasta pensamos que no saldríamos con vida. De hecho, esperábamos morir; pero, como resultado, dejamos de confiar en nosotros mismos y aprendimos a confiar solo en Dios, quien resucita a los muertos.  Efectivamente él nos rescató del peligro mortal y volverá a hacerlo de nuevo. Hemos depositado nuestra confianza en Dios, y él seguirá rescatándonos,  (NTV).

He visto a muchas personas transformadas por el proceso de aprender a adorar, confiar y acercarse a Dios cuando sufren dolor. Han aprendido que Dios nunca está más cerca de ellos, que cuando tienen el corazón hecho pedazos.

No desperdicies ese terrible dolor que estás sintiendo. Deja que te haga volver a Dios, pasar más tiempo con Él y su Palabra, y recordar sus promesas.


Piensa en esto:

  • ¿A qué o a quién recurres con más frecuencia cuando experimentas algo doloroso?
  • ¿Cómo te ayuda la Palabra de Dios con tu dolor?
  • ¿De qué manera puede Dios convertir tu dolor en algo bueno en tu vida o en la vida de otra persona? ¿Cómo ya lo has visto hacer esto en tu vida