SUELTA YA ESE LASTRE QUE TE HUNDE

Miércoles 25 de Noviembre del 2020

SUELTA YA ESE LASTRE QUE TE HUNDE


«Y cuando estén orando, perdonen lo que tengan contra alguien para que su Padre que está en el cielo también les perdone sus pecados a ustedes»  Marcos 11:25 (PDT)


¿Cuánta energía se necesita para soltar algo? Nada. ¡Solo déjarlo ir! No requiere energía en lo absoluto, solo tu voluntad.

Jesús dice: “Cuando estén orando, primero perdonen a todo aquel contra quien guarden rencor, para que su Padre que está en el cielo también les perdone a ustedes sus pecados.” (Marcos 11:25 NTV)

Cuando sueltas y dejas ir tu dolor, toda esa energía que has desperdiciado en odiar, resentir, guardar rencor y apapachar tu resentimiento será liberada. Entonces podrás usar tu energía en proyectos más importantes y constructivos.


Tienes que entregarle tu dolor a Dios. Suéltalo y deja de cargarlo. Dios ya se ha ofrecido como voluntario para encargarse de tu aflicción.

Simplemente dile a Dios: «Este dolor es demasiado pesado para que lo siga cargando y no sé qué hacer al respecto. ¡Lo estoy arruinando todo! Por esto, Dios mío, te entrego este dolor. Perdono a esa persona que me lastimo, y te ruego que te encargues de lo que siento al respecto. Ahora, me niego a seguir cargándolo y sufriéndolo, lo dejo en tus manos. ¡Gracias!»

La Biblia también dice en 1 Timoteo 2:8, “Por consiguiente, quiero que en todo lugar los hombres oren levantando manos santas, sin ira ni discusiones.” (LBLA).

Cuando te lastimen o te traten injustamente, en lugar de quejarte con los demás, cuéntaselo a Dios. En lugar de estar enojado y resentido, adora a Dios por su presencia y provisión en tu vida. Deje de agitar los puños enojados y en lugar de eso, levanta manos santas a Dios en oración.


No desperdicies ni un minuto más de tu vida albergando ira y resentimiento hacia tus enemigos. Simplemente suelta tu dolor a los pies de Jesús, y experimenta un alivio, una libertad y paz como nunca antes la había conocido.

Reflexiona sobre esto:

  • ¿Qué te hace querer aferrarte a tu dolor e ira en lugar de entregarla a Dios?
  • Cuando estás herido, ¿quién es la primera persona con la que hablas al respecto? ¿Qué crees que cambiaría si primero hablaras con Dios sobre tu dolor?
  • ¿Cómo la libertad que proviene de entregar tu dolor a Dios, te ayuda a perseguir tu propósito de vida?