“EL CLAVO”

“EL CLAVO”

Noviembre 13 del 2020

Todo practicante de disciplinas orientales como artes marciales, ikebana (arreglos florales), cerámica, shodo (caligrafía japonesa), la cocina oriental, sabe que como estudiante, “no debe sobresalir”. Todos los estudiantes deben permanecer a un mismo nivel. Incluso existe un refrán que resume muy bien dicha filosofía o forma de ver las cosas: “Si un clavo sobresale. ¡Húndelo!”.

El contexto del refrán, se refiere a los pisos de madera que están en el interior de las casas o habitaciones, tan pulidos, que permiten caminar descalzo, sin preocupación alguna. Luego, si sobresaliera un clavo en ese tipo de piso, lastimaría al que camina. Tropezaría con el clavo saliente.

En el caso de la iglesia de Corinto y su relación con Pablo, estaba sucediendo algo similar. El mal comportamiento que provocaba fallar en el objetivo que Dios tenía para ellos, motivó una llamada fuerte de atención del apóstol.

Es decir estaban sobresaliendo “más de cuatro clavos” que lastimaban al cuerpo de Cristo:

“Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo”. 1 Corintios 1:11 y 12

Pablo, inició poniendo orden con estos clavos que sobresalían y aprovechó para advertir de las fallas en el blanco como iglesia. Juzgó un caso de inmoralidad (1 Corintios 5). Las demandas ante autoridades romanas por pleitos entre hermanos (1 Corintios 6). Problemas con los matrimonios (1 Corintios 7). Problemas de idolatría (1 Corintios 8). Murmuraciones contra los apóstoles (1 Corintios 9). Abusos en la cena del Señor (1 Corintios 12). Y finalmente reclamó la falta de amor (1 Corintios 16). ¿Cómo habría procedido usted? ¿Aplicaría la forma oriental de “hundir clavos”? La verdad el Espíritu constriño a Pablo y escribió una segunda carta, en donde el amor prevaleció:

“Yo Pablo os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo, yo que estando presente ciertamente soy humilde entre vosotros, mas ausente soy osado para con vosotros”. 2 Corintios 10:1

Con esta pandemia hemos tenido que volver al discipulado a distancia, como lo fue desde el principio de la iglesia. Tal vez ahora no son cartas, pero sí son mensajes, publicaciones o transmisiones por redes sociales. Alentemos a nuestros hermanos, para que no caigamos en el error de la iglesia de Corinto. Una llamada de atención, por más escrita y lejana, hace sufrir tanto al equivocado como al que exhorta. Busquemos hoy más que nunca la comunicación y comunión con Cristo y con Su iglesia. Como escribió el apóstol:

“ruego, pues, que cuando esté presente, no tenga que usar de aquella osadía con que estoy dispuesto a proceder resueltamente contra algunos que nos tienen como si anduviésemos según la carne. Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne”. 2 Corintios 10:2 y 3

Que no tengan que hundirnos como clavos porque nuestros errores o debilidades nos hagan sobresalir.

Buenos días

J. L. R.