“ENGAÑANDOSE A SI MISMA”

“ENGAÑANDOSE A SI MISMA”

Octubre 19 del 2020

Cierta mujer fue a ver un fotógrafo para que la retratara. La señora se había arreglado lo mejor que había podido y la fotografía salió buena. Pero el fotógrafo se dijo: “Tengo que retocar estos retratos porque si los dejo como están, esa señora no quedará contenta.” En efecto, cuando ella regresó a ver al fotógrafo para reconocer los retratos, quedó muy satisfecha: creyó que era más bonita de lo que en realidad era. Primero se engañó a sí misma; después se dejó engañar por el fotógrafo.

Así son los hombres con respecto a su retrato moral y espiritual: les place la adulación, la lisonja, y se dejan engañar con gusto. Dios en su Palabra dice que están destituidos de su gloria por la horrenda fealdad del pecado, y los insta a buscar la salvación de sus almas.

“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” Gálatas 6:7

La sociedad de hoy, exige tantas cosas, como maquillaje, accesorios, buena ropa y una larga lista de cosas, pero, solo frente al Señor estamos desnudos y nos vemos cómo somos en realidad, para que no caigamos en el error del principio, cuando el ser humano “creyó” a la serpiente (Génesis 3:15). Analicemos:

El versículo anterior, nos llama la atención a fijarnos a lo que “sembramos”. Lo que somos es lo que hemos sembrado, por años. Me explico: un joven de cuerpo delgado que quiera ser un fortachón, de músculos grandes, no puede en pocos días, obtenerlos, tomando alimentos “milagro” o con pastillas de sustancias tóxicas, la mayoría de veces, toma años de ejercicio y dieta balanceada para poder “segar” un cuerpo fuerte.

O de la misma manera la esposa desesperada por bajar de peso y recuperar su figura para su amado, no puede hacerlo dejando simplemente de comer y por otro lado el esposo no puede “segar” comprensión y obediencia de su esposa, si él no ha sembrado frutos de arrepentimiento en su mujer, como Cristo lo hace en nosotros. Jesús enseñó:

“No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas”. Lucas 6:43 y 44

Porque hay ejemplos de belleza como el de la dama y el fotógrafo de nuestra introducción, pero hay belleza interior, una belleza de alma, de Espíritu y de mente, que solo se ven en el rostro de aquel que es bello por fuera.

“Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”. Gálatas 6:8

¿Qué estamos sembrando? ¿Qué segaremos? ¿La Moral de Dios? No erremos y demos en el blanco. La mujer que se fotografió, realmente no es tan bella como le hizo ver el fotógrafo, tal vez se fue contenta y pagó bien por los servicios. Por algo cuando va al mercado por más oscura que sea nuestra piel, se oye en todos los puestos, ¡güero! ¡Güerita! ¡Pásele pásele! El comerciante como el fotógrafo, siembra para su negocio y segará, para su negocio temporal. Pero, nosotros debemos obedecer al Señor, sembrando para segar frutos eternos:

“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”. Gálatas 6:9

Y es que tenemos un gran campo o heredad para “sembrar”:

“Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”. Gálatas 6:10

Buenos días

J. L. R.