CAMBIA TU MANERA DE PENSAR, Y CAMBIARÁS TU VIDA

Sábado 31 de Octubre del 2020


CAMBIA TU MANERA DE PENSAR, Y CAMBIARÁS TU VIDA


“No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra»  Gálatas 6:7 (NVI)


Tú no siembras semillas de aguacate y cosechas tomates.

De la misma manera, no siembras amargura y obtienes amor. Ni planta críticas y para recibir estímulo de otras personas.


Gálatas 6: 7 dice: “No se dejen engañar: nadie puede burlarse de la justicia de Dios. Siempre se cosecha lo que se siembra”(NTV).

Lo que sea que siembres es lo que sin lugar a dudas cosecharás. Si plantas semillas de tu naturaleza pecaminosa, cosecharás destrucción. Pero si plantas semillas de tu naturaleza espiritual, cosecharás vida eterna.


Dios ha dicho por miles de años que nuestros pecados pueden afectar a nuestras generaciones futuras.


Por ejemplo, cuando te enojas y pierdes los estribos con tus hijos, los estás predisponiendo para que ellos pierdan los estribos con sus hijos. Los pecados se perpetúan en las familias, y posiblemente durante varias generaciones. No solo funciona en el área de las relaciones y el ambiente familiar, sino que también funciona físicamente en tu cerebro. Ahora ya sabemos que tu manera de pensar, sentir y actuar pueden ser modificados por un comportamiento repetitivo, para bien o para mal.


Todo el mundo solía pensar que el cerebro estaba prácticamente grabado en piedra para cuando llegabas a la adolescencia. Pero ahora ya sabemos de la plasticidad cerebral y cómo tu cerebro puede seguir moldeándose, transformándose por el resto de tu vida.


¡Es bueno saberlo! Ésto significa que si tu cerebro se ha moldeado naturalmente hacia la depresión o el mal genio o la ansiedad, puedes cambiar, sin importar la edad que tengas.

Pero para cambiar, tienes que cambiar tu forma de pensar. La Biblia se refiere a esto como arrepentimiento o cambio de opinión. Tú puedes cambiar de opinión, y cuando lo haces, cambias la forma en que te sientes. Y cuando cambias la forma en que te sientes, cambias la forma en que actúas.


Luego, siembras de tu naturaleza espiritual, y esperas expectante por ver qué frutos maravillosos cosechará Dios en tu vida.

Medita en esto:

  • ¿De qué maneras específicas has notado que tu comportamiento cambia debido a cómo elegiste pensar en algo?
  • ¿Cuáles son algunas de las elecciones negativas que has visto perpetuarse en tu familia? ¿Qué puedes hacer para romper esos ciclos?
  • ¿Cómo determinan tus sentimientos tus acciones?