“UN PADRE DE AMOR”


“UN PADRE DE AMOR”


Septiembre 6 del 2020

Un padre campesino muy rudo estaba trabajando desgranando una mazorcas y de repente fue sorprendido por su hijo, quien le preguntó: -¡Pa! ¿Lo puedo ayudar? El áspero padre le respondió: -¿Ya hizo sus deberes? El hijo respondió:-Sí apa, ya di de comer a los animales, limpie el granero y levanté las pacas para el forraje. A lo que respondió el papá: -¿Y ordeño las vacas? -Sí pa, tres cubetas, y ya las llave adentro. El papá entonces por fin otorgó su permiso: ¡Ta bueno mi hijo! Ayúdeme pues a desgranar la mazorca!

Y así, mientras quitaban los granos de elote a las mazorcas, en silencio trabajaban los dos. De repente, interrumpió el chico otra vez: -¡Pa! ¿Puedo hablarle? ¡Si hijo dígame! Respondió el papá sin dejar de trabajar. -Es que, quería decirle que, como todos mis amigos, le compran regalos a sus papás, pos yo me puse a juntar mis ahorros y pos luego vi que ya tenía como diez pesos. El rostro duro del campesino se transformó con una bella sonrisa y le dijo: -Ah caray no pos tons me vas a dar un regalote ¿Qué no? -No pa, eso le quería decir, que iba tan rápido con los diez pesos que junte en el pañuelo y al pasar por el puente sobre el río, no más ví como se me cayeron todas las monedas y el río se las llevó; ¡Tata perdóneme porque yo no le voy a regalar nada!.

Entonces los brazos fuertes y con manos callosas, dejaron de arrancar granos de maíz y se dirigieron al pequeño que estaba junto sentado. -¡Nombre mijo! No sé me “achicopale”. Que no ve que los regalos son bonitos pero, no hablan. En cambio yo lo tengo a “uste” y eso vale más que un regalo. Yo lo quiero, con regalo y sin regalo. Y sin dejar de abrazar a su chamaco, el rudo campesino beso a su hijo.

Cuando ví esta historia, me recordó el gran amor del Señor por nosotros como sus hijos, no importa, si tenemos “un regalo” para Él. Su amor es incondicional, le interesa más tener esa comunión que un hijo pueda tener con su padre, por ello el salmista en un domingo como hoy, nos invita:

“Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación”. Salmo 95:1

¿Que podríamos “regalarle” al Señor? La verdad que todo lo que le podamos dar es poco, nuestro tiempo, nuestra presencia, nuestra atención, el diezmo, la ofrenda, las primicias, nuestra propia vida, es poco, muy poco.

“Lleguemos ante su presencia con alabanza; Aclamémosle con cánticos”. Salmo 95:2

Al Señor le gusta convivir con su pueblo y una forma de tener comunión con Él, es la adoración y alabanza:

“Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor”. Salmo 95:6

Hoy es el día del Señor, aceptemos la invitación del Salmo y dejemos que nuestro Padre celestial nos abrace y bese como sus hijos. Recordemos que los regalos no hablan, son nuestras acciones, nuestra vida, las que más aprecia el Señor:

“Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos, Dad a Jehová la gloria y el poder”. Salmo 96:7

Buenos días

J. L. R.