“DOÑA LUZ”

“DOÑA LUZ”

Septiembre 2 del 2020

¡Que difícil ha sido este regreso a clases! Los niños siguen estudiando en casa, pero, para los papás, es muy complicado poder trabajar también y dedicarles tiempo en un mismo horario para que atiendan a sus profesores a distancia.

Sin embargo, con ayuda del Señor y las personas escogidas por El todo se facilita:

“Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto”. 1 Pedro 5:1 y 2

Si bien cuando la Biblia usa la palabra “anciano” (del griego presbítero), no necesariamente se refiere a la edad, sino al liderazgo que personas maduras en la fe, ejercen por voluntad del Señor; no obstante ello, doña Luz, o como muchos de cariño le llaman “Luchita”, tiene las dos cosas, madurez en Cristo y por la vida.

Doña Luz, hace honor a su nombre pues como decíamos, ahora con este “regreso a clases” que no a las escuelas, ha sido como una “luz al final del oscuro túnel». Es todo un reto para sus nietos, sin embargo en apoyo a sus padres, Luchita, hizo un esfuerzo y estudia al parejo de sus nietos. Si, leyó bien, para demostrar que “todo lo puede en Cristo», y enseñar a sus nietos que si se puede la anciana de ochenta años prende la computadora, compró sus libretas y lápices y junto con sus nietos toma las clases.

Ella dice que quiere ser como la famosa abuela de Timoteo, y confiesa que las matemáticas, siempre se le han dificultado, pero, eso no es obstáculo para incluso participar con sus nietos en las clases de educación física y música. Asegura tener un secreto:

“Como prodigio he sido a muchos, Y tú mi refugio fuerte. Sea llena mi boca de tu alabanza, De tu gloria todo el día. No me deseches en el tiempo de la vejez; Cuando mi fuerza se acabare, no me desampares”. Salmo 71:7 al 9

Luchita dice que desde niña esa “güerita” que llegó al pueblo y hablaba raro, le enseñó esta oración y todas las mañanas como parte de su preparación para ir al comedor junto a sus nietos frente a la computadora, le pide al Señor, basándose en este Salmo.

Los nietos de doña Luz están muy contentos de ver a su “abue”, como una compañera más y poder tener alguien que les explique de primera mano. Y es que cuando nuestro pelo se vuelve blanco, debe ser señal de sabiduría y respeto. No cualquiera llega a ser “Luz” como doña Luchita, quien a sus ochenta años nos recuerda, que Abraham tuvo a su primogénito; Moisés sacó a Israel de Egipto y Caleb, conquistó Hebrón.

Así que mis hermanos, de la “edad de oro” gocemos en ser bendición para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, aprovechemos la “luz del Señor” al dejarnos a nuestros abuelos. Recuerde que esto es una pequeña muestra del futuro con Cristo:

“los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”. Apocalipsis 4:10 y 11

Buenos días

J. L. R.

*Encima de Todo*

Septiembre 2 del 2020.

*Encima de Todo*

«Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales. Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación» *Habacuc 3:17-18*

Este es un principio que dirige nuestras vidas. Este principio es “Dios está por encima de toda circunstancia, sea buena o mala” La voluntad del Señor *no es* que sus hijos vivan en escasez.

Su deseo es que tengas lo suficiente para subsistir, y aun te sobre para ayudar a otros.

Muchos piensan que es voluntad de Dios; que padezcamos necesidad, pero en realidad Dios debe ser más grande que cualquier necesidad y nuestro amor hacia Él debe ser tan intenso que ningún problema pueda opacarlo.

En ocasiones los múltiples bienes se transforman en prioridad y nos roban el gozo y la felicidad de un corazón que pone primero a Dios sobre todo lo demás.

Muchas veces las personas que buscan la felicidad creen que solo a través de las riquezas pueden ser felices, y cuando las tienen, obtienen algo de satisfacción por un tiempo, pero luego vuelven a desear poseer más y más y hacen a un lado a Dios.

Es común que piensen: “si tuviera este trabajo, si viviera en tal lugar…si tuviera auto; entonces sería feliz”. Si piensas de esta manera nunca lograrás verdadera plenitud en tu vida; la plenitud viene de poner a Cristo en el primer lugar y tener una relación íntima con él.

En toda circunstancia buena o mala, Dios está  por encima de todo y de todos.

«¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?» *Romanos 2:4*

Mil bendiciones

En Cristo y para Su Gloria
Ana María Romero