“ESCRITO EN LA ARENA”

“ESCRITO EN LA ARENA”

Julio 25 del 2020

Entre mis amigos muy íntimos en ocasiones bromeamos pidiéndonos prestado dinero y comentamos: “apunta mi deuda en el hielo”.  Claro, porque el hielo, con el calor se deshace y la deuda por muy escrita en ese estado del agua, pues se olvida. Algo similar pasó con Jesús, me explico:

“Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?”. Juan 8:3 a 5

Recordamos que este suceso, es muy conocido y al igual que los fariseos, la lectura se centra en el juicio que emitirá Jesús, al respecto y en ese sentido claro que Dios muestra su amor con nosotros que a pesar de ser pecadores Cristo, murió por nosotros.

“Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo”. Juan 8:6

¿Por qué Jesús a pesar de oír la multitud acusadora, siguió concentrado en lo que hacía? Claramente dice el versículo que “escribía en tierra con el dedo”. ¿Qué anotaba? ¿Por qué escribir en “tierra”? Desde luego era algo más importante que juzgar un adulterio en flagrancia. Pero, ¿Qué sería? Y si lo que anotaba era más importante, entonces ¿Por qué no buscar un material más duradero para hacer sus anotaciones y no en tierra, dónde con el aire, agua y el paso de gente y bestias lo borrarían? Sigamos leyendo:

“Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra”. Juan 8:7 y 8

El Señor accedió a impartir Justicia, porque la multitud no lo dejaba continuar “escribiendo con el dedo en tierra”, pues sabía que no hay justo (Salmo 14:3).

Pero, insisto: ¿Qué estaba anotando el Señor con el dedo en tierra? Lo que se puede observar en la lectura, es que había una cosa más importante que “condenar” a una adúltera o a cualquiera de los pecadores que estaban ahí. El Señor pudo haber ordenado descender fuego del cielo y acabar con todos. ¿Verdad? Pero, no fue así. Salvo a una pecadora y continuó escribiendo, sigamos leyendo porque la clave está a continuación:

“Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más”. Juan 8:10 y 11

¿Sabe que? Yo creo que lo más seguro es que Jesús escribía la deuda que como pecadora tenía la mujer. Desde luego que un pecado es muy importante. ¡Es una ofensa a Dios! Pero, Jesús escribió nuestra deuda en tierra, para que la borrará fácilmente. Jesús pagó mi deuda. ¡Que consolación! Por ello le dijo al profeta:

“Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”. Isaías 43:25

Buenos días

J: L. R.