PREOCÚPATE POR LOS MENOS FAVORECIDOS

Lunes 20 de Julio del 2020

PREOCÚPATE POR LOS MENOS FAVORECIDOS

«Cuando las doncellas y los eunucos de la reina Ester se le acercaron y le contaron lo de Mardoqueo, ella se angustió profundamente».  Esther 4:4 (NTV)


Si quieres descubrir cuál es tu destino, el primer paso que tienes que dar es descubrir cómo Dios te ha dotado. Luego, debes identificar las necesidades que conmueven profundamente tu corazón. ¿Qué es lo que de verdad te molesta? ¿Qué es lo que te hace pensar: «Alguien debería hacer algo al respecto»? ¿Qué te enoja tanto que te mueva a la acción?
Sea lo que sea, esa es la clave para conocer tu destino.

Los sirvientes de Esther le dijeron que su tío, Mardoqueo, estaba de luto público por el complot de Amán y el decreto del rey de matar a todos los Judíos. Cuando escuchó lo que estaba haciendo Mardoqueo, se perturbó profundamente. Probablemente pensó que mucha gente moriría a menos que ella hiciera algo.

Y a ti, ¿algo te está molestando profundamente?, o tu vida está tan aislada que nada te hace decir: «Alguien debería hacer algo al respecto»Conozco de cerca a una persona que al darse cuenta de la vida que llevan los niños viviendo en la vía pública, se organizó como Fundación para ayudar lo más posible a esa comunidad infantil en condiciones de calle; a pesar de que las leyes en este país lo obstaculizan, estas personas amorosas «se dieron sus mañas» para atender a ese sector de la población tan sufrido y vulnerable. Vieron un problema, una necesidad, un daño e injusticia y decidieron hacer algo al respecto.  


Isaías 58:6-11 da 10 promesas asombrosas a aquellos que actúan contra la injusticia. Dios promete que su favor brillará sobre ellos, sus heridas se curarán, Él siempre estará con ellos, los salvará y protegerá, responderá sus oraciones, convertirá la oscuridad en luz, los guiará, Él los satisfará con cosas buenas, y Él los mantendrá fuertes y sanos. («»¡No! Esta es la clase de ayuno que quiero: pongan en libertad a los que están encarcelados injustamente; alivien la carga de los que trabajan para ustedes. Dejen en libertad a los oprimidos y suelten las cadenas que atan a la gente. Compartan su comida con los hambrientos y den refugio a los que no tienen hogar; denles ropa a quienes la necesiten y no se escondan de parientes que precisen su ayuda.  »Entonces su salvación llegará como el amanecer, y sus heridas sanarán con rapidez; su justicia los guiará hacia adelante  y atrás los protegerá la gloria del Señor. Entonces cuando ustedes llamen, el Señor les responderá. “Sí, aquí estoy”, les contestará enseguida. »Levanten el pesado yugo de la opresión; dejen de señalar con el dedo y de esparcir rumores maliciosos. Alimenten a los hambrientos y ayuden a los que están en apuros. Entonces su luz resplandecerá desde la oscuridad, y la oscuridad que los rodea será tan radiante como el mediodía.  El Señor los guiará continuamente, les dará agua cuando tengan sed y restaurará sus fuerzas. Serán como un huerto bien regado, como un manantial que nunca se seca.»)


Todas esas promesas se basan en ser generosos con las personas menos afortunadas, porque Dios quiere que aprendamos a ser como Él es; generoso, muy generoso.

Medita al respecto:

  • Haz una lista de las necesidades que ves y te incomodan. Luego, ora y pídele a Dios que te muestre las formas en que puedes usar tus dones para hacer una diferencia.
  • ¿Cuáles son las limitaciones que percibes en ti, que te impiden satisfacer las necesidades que ves a tu alrededor?
  • ¿Por qué quiere Dios que sus seguidores actúen contra la injusticia?