“¡Tengan cuidado con toda clase de avaricia! La vida no se mide por cuánto tienen” (Lucas 12:15 NTV).
La Biblia nos cuenta una historia en Lucas 16, donde un hombre rico contrató a un administrador para cuidar su propiedad. Cuando el administrador fue acusado de hacer mal uso del dinero de su amo y fue llamado a dar cuentas de su mayordomía, el administrador ideó un plan. Él sabía que iba a perder su trabajo, pero decidió hacer algunos amigos que cuidaran de él cuando fuera despedido. Así que convocó a los que le debían dinero a su amo y rebajo sus deudas; si alguien debía 800 galones de aceite de olivo, les decía que cambiaran su deuda en el pagaré a 400 galones.
Cuando el amo escuchó lo que había hecho. “El hombre rico tuvo que admirar a este pícaro deshonesto por su astucia. Y la verdad es que los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz al lidiar con el mundo que los rodea” (Lucas 16:8 NTV).
En la parábola, Jesús no admira la deshonestidad del administrador, pero sí admira su astucia. ¿Y qué es astucia? Ser astuto significa ser inteligente, estratégico e ingenioso. Ves un problema claramente, y sabes lo que se debe hacer, y entonces averiguas como hacerlo. Dios quiere que aprendas como ser bíblicamente astuto con tu dinero para el resto de tu vida.
De esta historia, podemos aprender cuatro cosas que no debemos hacer con nuestro dinero:
Reflexiona sobre esto:
- ¿Qué harías diferente con tu dinero si consideras en cada compra, que estás gastando el dinero de alguien más?
- Si otros miran tu vida y como gastas tu dinero, ¿Qué dirían que es lo más importante para ti?
- ¿Cómo al mismo tiempo puedes tener ambiciones y estar satisfecho con lo que tienes?