Si gracia me sostiene

Viernes 5 de Octubre del 2018.

SOLO SU GRACIA TE SOSTIENE

“Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad»” 2 Corintios 12:8-9 (NVI)

¿Qué haces cuando no puedes solucionar un problema sin salida?, ¿Qué haces cuando no puedes resolver una incógnita sin respuesta?  ¿Qué haces cuando no puedes cambiar una circunstancia inmutable? ¿Qué haces cuando no puedes controlar algo que te lastima profundamente en tu vida?

Te lanzas, te dejas caer en los brazos de la gracia sustentadora de Dios.

¿Cómo recibes esa clase de gracia que te hace continuar a pesar de las tentaciones, juicios, tensión, cansancio y problemas? Haces cuatro cosas:

1.- CLAMAS POR AYUDA.

Cuando pretendes ser auto-suficiente, desconectas el poder de Dios en tu vida. Necesitas admitir tu insuficiencia y decir, “¡Señor, yo no puedo manejar esto!” La Biblia dice, “Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes. Así que humíllense delante de Dios. Acérquense a Dios y Dios se acercará a ustedes”.  (Santiago 4:6-8 NTV)

2.-  LLENAS TU MENTE CON LA PALABRA DE DIOS. 

Ahí recibimos el consuelo, fuerza, llenura, calma y energía de Dios para seguir adelante. Sumérgete en ella cada día de tu vida. El salmista oró diciendo:, “Estoy tirado en el polvo; revíveme con tu palabra.” (Salmo 119:25 NTV). Si la solución fuera ver dentro de ti mismo, ya hubieras cambiado y solucionado el problema. ¡Necesitas ver a Dios! Él es el único con fuerza sustentadora.

3.-  ACEPTA EL APOYO DE LA FAMILIA DE DIOS. 

La Biblia dice que al ayudarnos unos a otros con nuestros problemas, obedecemos la ley de Cristo, la cual es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Dios nunca te formo para que estuvieras solo en la vida. Nuestras debilidades nos ayudan a darnos cuenta de lo mucho que nos necesitamos unos a otros. Necesitas aceptar el apoyo del pueblo de Dios.

4.-  TE AFERRAS A LAS PROMESAS DE DIOS.

Hay alrededor de cinco mil quinientas promesas de Dios en su Palabra, esperando a ser reclamadas. Aquí está una de ellas. “Él da poder a los indefensos y fortaleza a los débiles…. Los que confían en el Señor encontrarán nuevas fuerzas; volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se cansarán; caminarán y no desmayarán”.  (Isaías 40:29-31 NTV). Mantén tu esperanza en el Señor y tus ojos enfocados en la esperanza eterna del Cielo, y no solo en el aquí y el ahora.

La Biblia dice, “Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad»” 2 Corintios 12:8-9 (NVI).

Cuando estás pasando por un problema, no puedes arreglarlo, no puedes rendirte. Sólo mira hacia arriba, ¡busca a tu Señor!

¿Ya aceptaste a Jesús como tu Señor y Salvador?

La Biblia dice que todos nos quedamos cortos del perfecto estándar de Dios. Y aun así Dios nos ama – aun cuando pecamos y somos imperfectos. De hecho, Dios nos ama tanto que envió a Su Hijo Jesús a limpiarnos de nuestros pecados para ser parte de la familia de Dios.

Si nunca has aceptado el amor de Dios e invitado a Jesús a tu corazón, quiero que tengas esa oportunidad en este momento. Si las palabras de esta oración expresan lo que estas sintiendo en tu corazón, entonces permite que Dios lo sepa orándolas, es una manera de decir: “Yo acepto”.

“Amado señor, no lo entiendo todo, pero te agradezco que me amas. Te doy las gracias porque estás para mí y porque no enviaste a Jesús a condenarme, sino a salvarme.

Confieso que he pecado en contra tuya y admito que necesito a Jesús como mi Señor y Salvador. Quiero tener una relación con Jesús. Quiero seguirlo y hacer las cosas que Él me dice que haga.

Te pido que me salves de mi pasado, mis lamentos, mis errores, mis pecados, mis malos hábitos, mis heridas y mis complejos.

Te pido que me salves para poder cumplir tu propósito. Quiero saber por qué me pusiste en esta Tierra. Y quiero cumplir todo para lo que me has creado.  Quiero aprender a amarte y a confiar en ti y ser parte de tu familia para siempre. En el Nombre de Jesús, Amén”.

Reflexiona sobre esto:

• ¿En qué situación necesitas hoy la gracia sustentadora de Dios?

• ¿Cuál promesa de Dios que necesitas reclamar para esta situación?

• ¿Qué gente de la familia de Dios en tu vida te puede proporcionar el apoyo que necesitas?